Sobre liderazgo, organización y jerarquía: Más reflexiones
Un interesante artículo de Strategy&Business sobre la naturaleza del liderazgo en la actualidad me da para reflexionar (de nuevo) sobre temas tan interesantemente relacionados como la gestión, el liderazgo y la jerarquía.
Pese a lo desafortunado del título (ya sabemos que la realidad no debe arruinar un buen titular), el artículo deja unos datos que proporcionan un buen puñado de conclusiones valiosas:
– Estudiantes que asimilan líder con jefe. «Claro, como toda la vida…». Esto da que pensar sobre si conviene hacerse tantas preguntas (y lios) sobre gestión, liderazgo y todos estos temas. O sobre el nivel de conocimiento o velocidad de implantación que tienen iniciativas que, a los que estamos en este mundo, nos parecen tan obvias y conocidas (sólo un par de ejemplos; 1, y 2). Incluso si los modelos de organización y gestión convergen hacia nuevas formas de hacer las cosas, parece que aún faltan un para de generaciones para que se vea más rotundamente. Muy significativo también el claro desinterés por ser ‘jefe’. Parece que por ahí si que hay esperanza 😉
– Experimentos del ejército americano para mejorar sus manuales de operación. Estas prácticas me resultan especialmente atractivas, porque claramente no ponen en evidencia ni discuten la prevalencia de la jerarquía en una institución como el ejército, pero que conviven perfectamente con ella y, aún más, potencian sus bondades a la vez que la capacidad de decisión a todos los niveles. También podemos comprobar cómo esta apertura a la toma de decisiones por parte de más miembros en la jerarquía se hacía porque, literalmente, «Our investment in technology only makes sense if our soldiers are free to make decisions that senior leaders would have made in the past«. O sea, que los líderes tomaban sus decisiones basándose en datos, no en inspiración divina, experiencia o el estómago. Por tanto, parece que se da menor importancia a esa asimilación de carisma con liderazgo.
De cualquier forma, me da la sensación de que, incluso en algunos de los que proponen estos nuevos modelos (o al menos saben de ellos), sigue instaurado un cierto pensamiento clásico (y no lo digo sólo por el título).